viernes, 8 de octubre de 2010

Rubor insistido - Lluvia del rocío

Rubor insistido


Y de mi voz, por fin, tras tantos resuellos
surge cauteloso un mínimo balbuceo,
formando una palabra que va con tanteo,
por el cielo, intentando morder tu cuello.
Se acumulaban grumos de versos en bóveda no toda oscura
mientras tú andabas por caminos de resolanas,
el aguacero se quebraba, y acabarías calada
así, en tus tan poco verdes ojos, reflejaría mi cuna.
Del viento sería dueño, solo para inundar tu casa
Moviendo las nubes para dejarlas, sobre ti colgadas

El nubarrón muy disgustado, lloró su primer te amo
aún no estabas cerca, y yo perdonavidas
pelo erizado y en la correa, el aire estival,
doblaste la esquina y los vientos mordieron mi mano
el ponderado sol me quemaba las mejillas
y, cuando ya habías pasado, estaba raso en arrabal.
Trague aire, en fin, otra vez será,
absurda expresión.
La próxima vez, el cielo, agonizando vergüenza, arderá,
al ver que no queda entre tú y yo ni un hueco por tapar.

Lluvia del rocío


.
En mi seso solo cubren neurosis
que hacen que escriba
agarrado de la última sinapsis
te hablo de la fragancia anterior al día
que curó mis huesos de una cruel cianosis:
Queda aún tiempo para la salida del sol
y perladas las plantas impactaba el rocío,
aún no era suficiente el colofón
pues del cielo cayó otro chaparrón.
Mirando por translucido cristal,
sintiendo mi piel en lo más alto de las cimas
ese momento que pisotea a cualquier clímax,
descreía cualquier error fatal.
Y en mi cráneo como un bálsamo vivificante
curando todas mis heridas
Ningún pesar quedaba sin salida,
solté a volar mi alma vendida, con esa lluvia errante

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