lunes, 29 de agosto de 2011

Tres tristes tigres (Rutina)



Me pongo a pensar en aquel trabalenguas
tres tristes tigres; arduo para el niño,
albañil, aún te cuesta, con mucho cariño,
caerá en mil rompe aguas
pero aprenderá a imitar esas palabras.
Ten tintes trenes, grito aquel pintor
cansado de oír siempre el mismo trinar
otra rutina y otro color,
risas hilarantes tras el festival.
Ahora yo digo; ver tristes sienes,
empiezo a entender, el mismo ritual,
te sigo pintor me voy a un rural
destino, en que desmelenar crines
será mi inquietud final.

miércoles, 17 de agosto de 2011

La muda

Parloteaban…como animales desorientados,
fue cuando escuché sus intenciones,
el anciano acabó su perorata y dictaminó mis acciones.
Un puñal se acercó a mis manos, mis ojos totalmente acobardados
rindieron su atención hacia cualquier otro lado.

Empecé a sentir el dolor en mis dedos
fluía hiel por mis venas,
comenzó a brotar con el primer: —cedo;
que mi piel susurró a duras penas.

Volví en mí, el sol bañaba mis retinas
abracé a las sombras,
todo me dolía como si clavadas tuviera espinas.
Miré hacía mi torso
y no tenía epidermis, parece que había mudado,
ahora vestía el rostro
de aquello que obtuve teniéndote a mi lado.

miércoles, 20 de julio de 2011

El álamo en otoño.


-¿Estás dolida?
-Sí, no sé qué hacer.
-Escríbeme algo… gasta en el papel la sangre descolorada.
-Ni de eso tengo ganas, pero, he mirado mis antiguos cuadernos… hace tiempo que lo escribí, no supe realmente porque ni por quien…hasta ahora…toma, léelo.

"Me veo en el reflejo de mis lágrimas. Busco y pienso en algo que encontrar. Nunca hay nada. Mis sueños me traicionan, sus imágenes me hacen sonreír pero por dentro hieren. Ya no estás aquí, ya no me esperas. Ya no preguntas cómo estoy ni te preocupas si me siento sola. Ya nada importa. Lo único que sobrevive es tu imagen, tu recuerdo. El recuerdo de noches insomnes, de momentos prohibidos, de deseos inconfesables. Ya me es imposible hablarte. Con todas las tés que tenía para darte...
Las melodías ya no mienten, te has ido y yo sigo aquí, justo donde me dejaste."


-Hará unos días de lo ocurrido, al pensar, no enlazaba palabras
simplemente aparecía esa imagen, el solitario álamo,
el hipotálamo aseguraba mi febril estado, lo dejé zanjado.
Llegó el día, tomó forma, pues mi fiebre en escena ya no entraba.


Viste bistre y agrietada de aquel árbol esa hoja
el otoño agonizaba, era la última ante el frío solsticio.
Ella triste, triste y sola, con sonrisa de escarola,
el emponzoño seco sus floemas, se agarro al resquicio
de encontrar el viento que le quitara ya esas flemas.
Probaron fuertes brisas, pero no eran huracanes,
probaron fuertes lluvias, pero no eran volcanes.
De pronto un golpe de suerte, al gorrioncillo ella reclama,
la arrancó y se la llevó deslizándose por la estela celeste.
Cruzó montañas, valles, sobrevoló espadañas y pequeños mares;
Siguió asfaltos, dobló esquinas, sorteó farolas y durmió en portales.
El de plumas la soltó, la dejó, la mecía su propio peso…
Flotó lenta, llegó dentro, tan adentro que no reconoció que era eso.
Alguien la dejó entrar en su casa sin importarle los modales,
hace tiempo, el dolor enmasilló en el árbol su raciocinio con yeso,
ahora estaba allí, él conseguirá que esté cómoda, que ordene sus cabales.

martes, 14 de junio de 2011

El cuento de una mente inherente.


No píes en mis noches, no píes
que aunque este derrotado en esta fuente cristalina,
en tu madrugar ni bostezo.

Mis ojos decidieron velar aquel ciempiés
se encaramó al tallo y subió a lo más alto de la sabina
al carecer, buscaba al menos, comida de atrezo.
Cuando lindaba el firmamento, se topó con un escarabajo:

-tengo algo que le puede interesar -Dijo el de los pies enigmáticos.
-no te conozco, aún así, ¿qué me podría interesar? -Contestó tembloroso.

El ciempiés le señaló al cielo, desde allí parecía un estropajo,
nubarrones dibujaban una estampa fruto de mente lunática.
Agarró al de en frente y le miró sentenciándolo a un foso:

-Necesitas refugio, consigue hojas y fabricaré un tejado.
-De acuerdo, vigila a mis crías. No pensaba un final tan pragmático.

Jocoso entró en el refugio dispuesto a darse un festín
las larvas servirían su abril.

No píes en mis noches, no píes
una gota me cala un pedazo de piel cual estigma,
en tu atardecer ni me acerco.

Pía en mis días arpía
la tormenta se llevó el sabinar y la aurora,
no importa si gimo muy terco.

jueves, 21 de abril de 2011

Mordiendo la mar


Llena en reflejos, tapizando piltra de marinos,
crea espejismos de tierra.
Llena mi alma, rebosando en salitre mis poros,
crea dualismos de fieras.
Desfalcas umbrías en acantilados,
descocas tragos hacia los costados.
A los faros desafías,
y a tempestades -rayos destronados-
A poetas desvarías,
y a sus pesares -cuentos violados-.

Los barcos tienen celos de miradas,
celos de profundidades encalladas
con bestias gulosas en deglutir tus entrañas.
Empaña en mi sesera pensamientos cansinos,
donde sirenas danzan obscenas en cavidades espinadas
dispuestas a embaucarme con lascivas bocanadas.
Acabé pasto de augurios -piltra de marinos-.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Tras la muda


Tras el fraude de la muda
surcó salada la bilis
por mí esófago desdentado,
con impulso y a horcajadas
por una infecciosa sífilis
latente en epitelio desconchado.
El tímpano se adecuó,
pretendió valer de airbag
pero pronto se olvidó
cuando se oyó el, ¡Ahí va!
de la plétora salobral.
Se desboco por mi boca
cayendo irremediable
en mis sentenciadas heridas,
cicatrizaban, formaban costras,
que descansando como un roble
arraigado a su laguna,
podrían ya sanar
donde el estuario sirvió de cuna.

jueves, 17 de febrero de 2011

Cabecitas importantes



Y entonces le pregunté:

-¿Cuáles son las primeras palabras que sientes por tu cabeza?; con un tono algo enigmático pero a la vez intrigado.

Y como si de la mano lo llevara, ya que le dolían varios meses, por lo mismo, desgarrándola por dentro…me lo lanzó sin vacilar:


-"Tristeza, melancolía. Mis días son grises aunque brille el sol. No encuentro la luz ni en el blanco, el abismo me encierra y me arrastra a la soledad. Pero a pesar de eso siempre pienso, quien está con soledad no está solo, ella te tiene a ti así como tú a ella.
Eso es lo que pienso cada día, al despertar y al dormir, las palabras que nunca se van y nunca me dejan."



Y tras andar por mi mundo, preocupado en tantas noches, pensé cauteloso:

-Qué decir de nuestra amiga soledad,
por ahora no he tenido el gusto de arroparla
no me libraré de encontrarla, pese a mi bondad
aunque suene arrogante, no es funeral de panela
oscura, a todos nos llega antes de fundirse la vela.

Pero el motivo del que llegó a esta cabecita
es en parte contradictorio,
ni calabazas en una cita
ni un infarto en dormitorio.
Fue un motivo más bien existencial
o de estar rodeado de la peor gente
ya que esa ruptura parental
haría mostrar hasta el más vil, social.
Al no entender la reacción del percal
rasqué en mi cerebro y busqué esa opción
esa que suene más racional.
No la supe hallar, al no ser pensador,
Pero decidí que mi mayor ocupación
sería taponar la sangre que dejan sus venas
desgarradas por causas crudas,
a presión, con cada verso
y conseguir espantar a tristeza y melancolía
con un topetazo al suelo, con mi suela,
que asustadas cambien acera,
y en su estrepitoso descuido, un coche las arroyaría.
Así , de un latido, su corazón volverá a errar, por fuera,
volando con fuerza.

Palabras de mi corazón (algo menos serio)

¡Cuidado!, me intento alejar, mal dolido,
escondido en mi caparazón.
Si asomas el hocico acabarás molida
solo quiero coger mi estación,
no trates de atar lo que quedé
deja ya de acercarme tu rostro,
pues todos mis poros me duelen.
Vete corriendo a montarte a tu potro,
ves tranquila a palpitar, ¡que suene!.

Todo, de esto, de mi duro, cruel
angustiado, coagulado, pero aún no soez.
Corazón.