miércoles, 27 de octubre de 2010

Yo y mi cráneo


Hace tiempo que viajo en noches,
por el rabillo del ojo la luna
en asiento mi cráneo y reproches
de agonías que el cristal acuna.

Alimañas tiznadas por fuera
ni un segundo en asfalto,
la luz sale de mi caldera
derecha hacia cualquier salto.
El cerebro vuela por vientos
perdidos creando un butrón,
oscuro, un filón sin aliento
esquivo el tranquilo salón.

Las marchas serán mi cetro
el volante tu cintura
el asiento mi valioso trono
y la música mi ayuda.

domingo, 17 de octubre de 2010

Abrigo nuevo



Brindaría de tus labios sin dudarlo
pero quedaría un dolor malparado
del colchón de algún sol enojado,
aunque tu roce me obliga a desearlo.
Mi semblante duro y cauteloso
se condena y anhela ocultarse,
pero tus ojos consiguen que se deshiele
mi corazón renqueante, al palpitar lloroso.
Por muchas noches de gentes en bares
ninguna será de más escalofriante
que en la que ella y sus labios desafiantes
no nadaron en soles, queriendo morir en mis mares.

jueves, 14 de octubre de 2010

Primer delito

Primero y antes de nada quiero contaros brevemente una parte de mi cabeza.

La política la detesto, ni ideales antiguos ni modernos, ni conservadores ni progresistas, ni si quiera historias de adalides que levantan pasiones.
Los deportes me cansan, no puedo ver ningún partido de futbol entero, tampoco inspira mis emociones
La religión…que decir sobre esto, un Dios o varios que están arriba sin respetar nuestra intimidad mirándonos constantemente y que al acabar nuestras vidas nos acogerán…no soy supersticioso por lo tanto tampoco religioso.
Las personas…todos somos diferentes…JA, todos son iguales, unos y otros, como cucarachas.
Mis más bonitos sueños reflejan una explosión en un pozo, donde hay una bola de personas dentro…que quede claro, que yo no quiero ser como ellos.

Solo agradeceré algo a la gran persona que creó la Ginebra, según tengo entendido lleva cebada y al destilarse se mezcla con algún tipo de baya…la verdad, no me importa, lo único que quiero saber de ella cuando me levanto, es, si esa noche, estará la botella llena en el bar.

Ahora mismo os voy a explicar mi situación actual…estoy en el calabozo y mañana me soltarán, mi carácter nocivo a atraído durante años a ciertos retrasados que pretendían ser mis amigos, entre ellos un tonto abogado que me sacará de esta.

Pero eso ya os lo contaré, primero os explicaré porque estoy aquí…no tiene gracia ni da miedo, ni si quiera tiene un final amoroso, pero que más me da vuestras opiniones…leedlo si queréis y sino largaros a ver la prensa amarilla en alguna revista subnormal.

Ayer estaba en el bar de siempre cuando:

-Ponme otro vaso calvo, que aún no me duele.
-Márchate a casa amigo, que ya no son horas, mañana trabajas y vas muy borracho.
-Baaah, que más te da, no necesito tus consejos, me largo a otro bar.

Mientras mis pensamientos recreaban al camarero con cara de Diablo bañándose en una volcán de maldiciones escupidas por mí, me levante del taburete y muy forzado cogí la gabardina y el sombrero, me ajuste las gafas apurado y pensando que tendría que cambiarme el cristal, aunque mi falta de visión se debía simplemente a que estaba borracho.

Me fui a la zona barriobajera de la ciudad, jóvenes despreocupados haciendo botellón, putas parando coches y sonriendo con mal teatro, yonkis tirados con jeringas clavadas y cartones con bultos improvisados, pero sobre todo, bares cerrados…

Al final me decanté por irme a casa.

En la puerta del portal, recordé que abrieron ese antro nuevo, aunque a simple vista parecía una prisión... que irónica especulación.

Me dirigí hacia dentro.

Pase sediento y directo a la barra, me senté en una silla con las patas y pedí un ginebra del tiempo, como a mí me gustaba.
Me lo tragué en menos de 3 segundos, entonces pedí otro y me quité mis andrajosos complementos…un reloj viejo y oxidado y un anillo…pero bien, ahora no, ahora no me importaba el origen de esas dos bagatelas, las guarde en el bolsillo interno de la gabardina y me deshice de ella regalándosela al perchero, y por supuesto, también le di mi sombrero.

Al cabo de un rato empezaron a mezclarse las horas con los humos, los licores con el viento y el agua del váter con mi bilis.

Son las 3.30 o las 6.30…No lo sé, el doctor que me vendía alcohol, no parecía preocupado de mi estado ni si quiera de si empezaban a acostarse las estrellas con la Luna.

No lo sé, yo pensaba y pensaba, porque la gente, porque no se mueren, debí comprarme un perro hace tiempo.
Me asomo a la ventana del bar. Esa estrella luce más que la luna, será que tendrá una mejor coreografía que ella, o que es una farola…como anhelo mi almohada y como detesto a resaca.

Voy al baño, falló estrepitosamente el tiro y mojo lo de alrededor ni si quiera estiro de la cadena, qué más da, que lo limpie el doctor.

Otro rato más tarde…solo veo mi mano, lo de alrededor es una visión onírica…

Por fin, decido pagar:

-Doctor la cuenta.
-Claro amable caballero, la casa le invita a otro trago.
-De acuerdo, lo acepto por ser mi mejor médico de olvidos, aunque un tiro en el esternón me sentaría mucho mejor.
-JAJA, que gracioso es usted, además, creo que aún no estás borracho, eres el mejor de todos los clientes con los que he tratado, además, eres bastante atractivo. Su cuenta señor.
-JAJA, gracias.

Cogí el papel y lo miré de reojo. Tendré que pagar con un billete gordo.

Saco la cartera, está vacía, creo que mi último billete lo gasté en anterior bar, donde el calvo.

Disimuladamente voy al baño aunque el intento de hacerlo en silencio se desmorona al chocar contra el primer taburete que había, no pasa nada pesé al estrepito sonido, en mi cabeza solo se acopló el último momento de aquel ruido, el silencio final.

Al atravesar la puerta del baño, observo y busco, me cuesta más que de costumbre, pero consigo fijar una ventana en mi objetivo, voy hacia allí, la ventana era pequeña, pero cogía perfectamente… la intente abrir, estaba abierta, pero yo iba muy borracho, una visión en tercera persona sería la de un preso que lleva meses en la fosa y al salir intenta buscar ese mínimo de resuello de aire puro …algo así, pero en vez de un preso, sería un zombi buscando su presa, por la coordinación de mi cuerpo.

Todos los cuadros estaban torcidos, joder, necesito irme ya a casa, ¿quién pone cuadros en un baño?


Al descartar la idea de salir por la ventana como un ladrón, que era lo que pretendía ser en ese momento, subí las escaleras hacía el bar, antes no las había, esta ha de ser mi primera laguna, si mal no recuerdo las únicas escaleras que me han costado subir han sido las que llegaban a la casa de mi ex, pero estas, estas me están costando mucho más.

Se lo diré al doctor, no llevo ni un céntimo:
-Doctor, me quedé sin monedas en el otro.
-No se puede ir sin pagar señor, aunque quizás me puedas ayudar en algo.

Noté como se me acercaba lentamente recostándose por encima de la barra, que cojones, este tío quería marcha, se empezó a bajar la blusa y cuando me di cuenta, rozo con sus labios carnosos los míos húmedos por el alcohol, joder, voy borracho, pero aún estoy consciente y por lo que hasta ahora yo sé, toda mi vida me han gustado mucho las mujeres, si no, no hubiera llegado a esta situación, esta de tomar tragos con la Luna para que cualquier borrachera no fuera vana. Le propiné una buena bofetada con la mano abierta, y a continuación le empuje, causando una gran caída desde la barra hacia el lugar donde estaba situada la cafetera, se chocó contra ella, no sé qué pasaría, lo único que sé es que me marché lo más rápido posible pese a mis limitaciones.

Llegué hasta el portal de mi casa teñido por una gran puerta de madera, que atravesé tras muchos intentos de meter mis varias llaves en las varias cerraduras que veía, en el rellano de la escalera antes de subir a mi casa es donde caí desplomado, maldito alcohol, me venciste, aquí me achanto.

Al despertarme, por la atención de un martilleo de luz y sombras en mis pupilas aún cerradas, y una voz varonil que me decía que si me encontraba bien, abrí paulatinamente mis pestañas, que costosas por tener que des yesar una capa de legañas bastante robusta, al fin se mantuvieron abiertas como sujetadas por una tira de celofán apunto de soltarse.

Vi un señor de uniforme azul, con bigote rubio y la cara bastante gruesa, aunque el cuerpo era muy delgado.
El bigotes me explico lo que pasó anoche, y que tenía una denuncia por parte del camarero, le pregunté que si no era acoso sexual ni nada por el estilo, y tras una carcajada, me dijo que no hubo nada que implicase eso…

En fin, esa es lo que ocurrió, ahora pienso que en realidad, el alcohol no me perjudico, me dejo K.O en el mejor momento, si hubiese llegado a mi casa tras reptar por las escaleras, según mi estado, y el policía hubiese descubierto lo que allí escondo desde hace dos noches, la cosa no quedaría en unas simples horas de cárcel…pero bueno, esa es otra historia.

martes, 12 de octubre de 2010

Cuéntame el chiste



Por fin Dios delata su quehacer jocoso.
Toda la vida es un mal castigo
hazte de él, hazte su amigo,
para que al cielo pases glorioso.
Todo es impuro, ni una mirada
podrás empañar sin ser castigado,
vida en estampas ladrón malparado
y clérigos ricos con tripas cargadas.
Ahora doy pago y luego oposito
en el chiste de querubines tejiendo
una ciudad en el cielo eterno,
cuéntame otro, Dios saleroso,
ese de piras de herejes odiosos.

viernes, 8 de octubre de 2010

Rubor insistido - Lluvia del rocío

Rubor insistido


Y de mi voz, por fin, tras tantos resuellos
surge cauteloso un mínimo balbuceo,
formando una palabra que va con tanteo,
por el cielo, intentando morder tu cuello.
Se acumulaban grumos de versos en bóveda no toda oscura
mientras tú andabas por caminos de resolanas,
el aguacero se quebraba, y acabarías calada
así, en tus tan poco verdes ojos, reflejaría mi cuna.
Del viento sería dueño, solo para inundar tu casa
Moviendo las nubes para dejarlas, sobre ti colgadas

El nubarrón muy disgustado, lloró su primer te amo
aún no estabas cerca, y yo perdonavidas
pelo erizado y en la correa, el aire estival,
doblaste la esquina y los vientos mordieron mi mano
el ponderado sol me quemaba las mejillas
y, cuando ya habías pasado, estaba raso en arrabal.
Trague aire, en fin, otra vez será,
absurda expresión.
La próxima vez, el cielo, agonizando vergüenza, arderá,
al ver que no queda entre tú y yo ni un hueco por tapar.

Lluvia del rocío


.
En mi seso solo cubren neurosis
que hacen que escriba
agarrado de la última sinapsis
te hablo de la fragancia anterior al día
que curó mis huesos de una cruel cianosis:
Queda aún tiempo para la salida del sol
y perladas las plantas impactaba el rocío,
aún no era suficiente el colofón
pues del cielo cayó otro chaparrón.
Mirando por translucido cristal,
sintiendo mi piel en lo más alto de las cimas
ese momento que pisotea a cualquier clímax,
descreía cualquier error fatal.
Y en mi cráneo como un bálsamo vivificante
curando todas mis heridas
Ningún pesar quedaba sin salida,
solté a volar mi alma vendida, con esa lluvia errante