martes, 28 de diciembre de 2010

Ya avisaré


Tras escuchar el renqueo de la brisa en mi nuca
intenté despertar mi moral, acunar bondad,
la ira siempre, por mis ojos, se deja sondar,
continuos sollozos de intentar nunca odiar.
Nada consigue brotar, ni un fugaz
esqueje de mis labios auto mutilados,
heridos a sí mismos por esa sonrisa al forzar
el des deje de un saludo insulso y casi parcial.
Aproveché esas noches de mi enfermedad,
cavidad nocturna donde versos deshilaché,
y hoy, harto, decidí pensar en esta irracional
manera de bogar hasta envejecer,
y así alcanzar el mono de escapar.