miércoles, 16 de marzo de 2011

Tras la muda


Tras el fraude de la muda
surcó salada la bilis
por mí esófago desdentado,
con impulso y a horcajadas
por una infecciosa sífilis
latente en epitelio desconchado.
El tímpano se adecuó,
pretendió valer de airbag
pero pronto se olvidó
cuando se oyó el, ¡Ahí va!
de la plétora salobral.
Se desboco por mi boca
cayendo irremediable
en mis sentenciadas heridas,
cicatrizaban, formaban costras,
que descansando como un roble
arraigado a su laguna,
podrían ya sanar
donde el estuario sirvió de cuna.