miércoles, 20 de julio de 2011

El álamo en otoño.


-¿Estás dolida?
-Sí, no sé qué hacer.
-Escríbeme algo… gasta en el papel la sangre descolorada.
-Ni de eso tengo ganas, pero, he mirado mis antiguos cuadernos… hace tiempo que lo escribí, no supe realmente porque ni por quien…hasta ahora…toma, léelo.

"Me veo en el reflejo de mis lágrimas. Busco y pienso en algo que encontrar. Nunca hay nada. Mis sueños me traicionan, sus imágenes me hacen sonreír pero por dentro hieren. Ya no estás aquí, ya no me esperas. Ya no preguntas cómo estoy ni te preocupas si me siento sola. Ya nada importa. Lo único que sobrevive es tu imagen, tu recuerdo. El recuerdo de noches insomnes, de momentos prohibidos, de deseos inconfesables. Ya me es imposible hablarte. Con todas las tés que tenía para darte...
Las melodías ya no mienten, te has ido y yo sigo aquí, justo donde me dejaste."


-Hará unos días de lo ocurrido, al pensar, no enlazaba palabras
simplemente aparecía esa imagen, el solitario álamo,
el hipotálamo aseguraba mi febril estado, lo dejé zanjado.
Llegó el día, tomó forma, pues mi fiebre en escena ya no entraba.


Viste bistre y agrietada de aquel árbol esa hoja
el otoño agonizaba, era la última ante el frío solsticio.
Ella triste, triste y sola, con sonrisa de escarola,
el emponzoño seco sus floemas, se agarro al resquicio
de encontrar el viento que le quitara ya esas flemas.
Probaron fuertes brisas, pero no eran huracanes,
probaron fuertes lluvias, pero no eran volcanes.
De pronto un golpe de suerte, al gorrioncillo ella reclama,
la arrancó y se la llevó deslizándose por la estela celeste.
Cruzó montañas, valles, sobrevoló espadañas y pequeños mares;
Siguió asfaltos, dobló esquinas, sorteó farolas y durmió en portales.
El de plumas la soltó, la dejó, la mecía su propio peso…
Flotó lenta, llegó dentro, tan adentro que no reconoció que era eso.
Alguien la dejó entrar en su casa sin importarle los modales,
hace tiempo, el dolor enmasilló en el árbol su raciocinio con yeso,
ahora estaba allí, él conseguirá que esté cómoda, que ordene sus cabales.