Profundamente

 Yo tenia 13 años y por aquel entonces no era lo que se dice un chico raro como el resto, yo era el unico cuerdo de todos, todos estaban locos.

Anochecia, y notaba como la luz del sol se desvanecia entre mis manos,
al igual que la oscuridad dejaba ver mi perfil inaudito, que con gran sarcastica ironia,
se rendia a mis deseos, cuando menos los queria, pues no todos queremos que se cumplan los deseos,
almenos no los deseos en los que verdaderamente crees observar un atisbo de humanidad, realmente deje salir mi lado mas humano pero no como lo hace el resto, nadie realmente muestra la cara de la humanidad, yo aquel dia si...

Fui a mi casa con pasos lastimeros y unos andares ululantes entre las sombras... las sombras ocultaban mi rostro pero realmente dejaban mostrar a la bestia, ¿adonde iva ese ser? quien sabe... yo simplemente le seguia...

Al llegar a mi amado hogar, por primera vez observaba la vida desde un angulo inclinado y me decidi, entré rauda y bruscamente por la puerta, como si el diablo guiara aquellos pasos, fui a la cocina y vi un cuchillo que en mi rostro dibujo una gran sonrisa, lo tome en mis manos de la manera mas manejable posible, sali a la calle y espere al cartero... Ese maldito cartero llamaba cuando mama estaba enferma y no la dejaba descansar, pero ella ya descansa y yo impedire que el cartero la moleste.

Al llegar el, yo le esperaba en la puerta y le dije
-Esta vez tengo algo para ti
-¿A si? ¿El que?

y le apuñale la garganta con toda mi fuerza y repeti ese proceso tan tranquilizador por todo el cuerpo hasta que solo quedo una masa sanguinolenta en el suelo, el perro empezo a ladrar asi que lo silencie tambien, estaba arto de todo aquello y me sente en el sofa a esperar a papa.

El termino llegando y asustado me dijo
-Que demonios has hecho enjendro
-Nada papa solo queria que mama descansara
-Maldito crio y tu madre
-Esta descansando
-Donde!!
-En el congelador.