miércoles, 3 de noviembre de 2010

Ataúd ceñido



Cuando a sollozos crea y decida que he muerto,
habrá una luna intachable en el turqués celeste
esos revoloteadores cenicientos caerán cubiertos
por una lluvia de cuentos en arrabal desierto.
Taciturno, el desamparo, sembrará legañas de hielo
que solo corazones rotos sonríen y con marionetas,
esparcirán humillo a muchedumbres totalmente ajenas,
arrojando mis palabras a un oscuro agujero,
donde solo consejos guiados por celos
apreciaran personas realmente queridas,
que buen intento al final conseguiría,
pero el mal ahínco, por mí solo bebía.
Cuando a sollozos crea y consiga mi muerte
ningún pecado me eclipsaría
dejándome sin camisa
y sin ningún rastro de gente,
como a mí me gustaría.

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