Demasiada música para oídos sordos
palabras que escapan ininteligibles,
demasiadas flemas en cerebros castrados
no entenderán ni a filo de oxidado sable.
Cuando el cansancio abandona educado
el empeño de enseñar a derramar el semen
que llena tu rematado y más necio seso,
seguirás dando el festín a los que ya comen.
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